lunes, 11 de mayo de 2015

Tesis de lo etéreo.



Nicola Bealing


"
Las ciudades y la memoria. 5

En Maurilia se invita al viajero a visitar la ciudad y al mismo tiempo a
observar viejas tarjetas postales que la representan como era: la misma plaza idéntica
con una gallina en el lugar de la estación de ómnibus, el quiosco de música en el
lugar del puente, dos señoritas con sombrilla blanca en el lugar de la fábrica de
explosivos. Ocurre que para no decepcionar a los habitantes, el viajero elogia la
ciudad de las postales y la prefiere a la presente, aunque cuidándose de contener
dentro de las reglas precisas su pesadumbre ante los cambios: reconociendo que la
magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la
vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que, sin embargo, se
puede disfrutar solo ahora en las viejas postales, mientras antes, con la Maurilia
provinciana delante de los ojos, no se veía realmente nada gracioso, y mucho menos
se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido igual, y que de todos modos la
metrópoli tiene este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede
evocar con nostalgia lo que era.
Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre
el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido,
incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes
permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses
que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su
sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o
peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las
viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por
casualidad se llamaba Maurilia como ésta."

(Las ciudades invisibles, de Italo Calvino)

Nos cruzamos en todas las calles donde nunca hemos coincidido
y nos sonreímos con pena y deseo. 
Siempre lejos del hogar, hasta en el hogar
porque rezas a dioses extranjeros.

5 comentarios:

  1. Maravilloso libro, como los versos que nos regalas.

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  2. siempre lejos... (así, es)

    un abrazo! :)

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  3. esta epigrote de tu libro tiene una gran cantida de emociones muy grande y solo puedo decir que es un gran libro

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  4. Muy bueno :) Me quedo por aquí. Un abrazo

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  5. treguna mecoides trecorum satis dee

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