miércoles, 28 de mayo de 2014

Diluvio.

El cielo llora porque lleva mucho sin verte.
Llora todo eso que desde entonces
no me has hecho desbordar.

El sol se ha escondido
porque hubo un día en que tu sonrisa le retó
y salió perdiendo
y se niega a competir sabiendo
que te has retirado.

Algunas plantas mueren
por exceso de ese arjé
que les da la vida.
Y las entiendo,
es algo parecido
a lo que te dejé
hacerme a mí.

El mundo está
gris
y esquivo,
huyendo con recelo
de todo aquello
que se asemeje a un proyectil psíquico
directo a sus entrañas.

Y tú, bala perdida,
eres experto en encontrar
a los que intentamos
estúpidamente
evadirnos del campo de batalla
de la vida.

El barro sigue esperando la caída
de toda la arrogancia
y la deserción de unas pasivas
que laten retozándose en él.

El agua sigue su curso.
Tú no estás.
Y yo me ahogo.









2 comentarios:

  1. las historias se van repitiendo como un hilo que se perdió en su propia mierda...

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    1. Y cada vez tenemos más práctica en esto de morirnos.
      (un verdadero placer tenerte a ti por aquí, gracias. )

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Escupe.