martes, 27 de mayo de 2014

Ojalá platónica.

Podría sonreírte
sin un grito interior que me recordara
que en tu curva me maté yo
y que en vez de salvarme
saliste corriendo
a llorar por mis heridas.

Podría contarte
que hubo un tiempo en que soñarte
era un enorme pozo
y tu brillo mi peor pesadilla
porque
no deseé tu mal
pero me jodió tu bien.

Podría leerte
de carrerilla
todos los márgenes que me inspiraste
y te aseguro
que volveríamos a morir juntas
por falta de aire.

Podría cantarte
todos los acordes
que acompañaron tu imagen en mi caída
o pintarte todos los miedos
que crecían en mi pecho
cuando pensaba en tu inminente huída.

Podría susurrarte que aún te llevo en mis ojos,
que tu pasado sigue en mí
encerrado
y que algunas noches lo dejo pasear
y las demás
se escapa solo
con tus innatas ganas de inundar.

Podría confesarte
que mi razón te odia
y que besarte es una poetada
a la par que una puñalada
para mi corazón.

Desearía
no conocerte
para poder hacerlo.

Desearía
reconocerte
que si no te conociera
serías perfecta.



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