jueves, 20 de febrero de 2014

resumen: no sé.

Los globos o se te escapan volando o acaban deshinchados con el tiempo.
Y así con todo.

Las cosas están raras.
Quiero besarte como si no te conociera y la única manera de hacerlo fuera con las lenguas.
Quiero no saber nada de películas ni camas.
Encontrarte en un bar y "a esta cerveza invitan mis ganas de perder las bragas".
Quiero encenderte en la calle y que viva la puta crisis del ladrillo y sus obras abandonadas donde colarnos a
explotar.

Eres demasiado realismo y mi vida cada vez más kafkiana.
El horror y el absurdo.
El horror a la rutina y el absurdo de estar horrorizándome de tu rutina.
Ya ves. Si de algo me han servido los recursos estilísticos es para saber que mi vida a tu lado
es una puta antítesis.
Antítesis.
La antítesis de los besos con los ojos abiertos y las sonrisas con grapas.
Que somos fieras
que quiero que me acaricies pero te salto al cuello.
Que el final de una discusión nunca es un punto
y que tampoco con puntos se cura un corazón.

Salta, que no te agarro.
Pero me tiro detrás,
y luego me arrepiento.
Que lo que tiene el orgullo es que si gana te jodes
y si te lo acabas tragando,
también.

Y cuánta gente pensando que otra gente no le quiere por el simple hecho de que no les quieran como quieren que les quieran.
Y yo la primera.
Pero de qué me sirve un amor que no calienta.

Y cuando me enfrío del todo
tocan jornadas de reflexiones
seguidas de días de erecciones.
Y entre medias no consigo llegar a una jodida conclusión
antes de que me hagas dejar de tiritar.
Pero nunca me da tiempo a disfrutar de las vistas antes de la caída.

Y bucle. Bucle. Bucle.


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