viernes, 10 de mayo de 2013

Me gusta el invierno contigo y me gustas tú sin nada.

Me gusta el invierno. Siempre he tenido la mala costumbre, o buena manía, de organizar los recuerdos por estaciones, y he llegado a la conclusión de que los recuerdos de invierno están infravalorados, tienen un algo especial. El invierno es adorable con sus recuerdos lentos, y oscuros, y tan lejanos en cuanto empiezan a crecer las flores...
Me gustan las sonrisas con bufanda y que al mirarte a los ojos el maldito viento se ponga juguetón y te los tape con el pelo.
Las tardes que se convierten en noches de cobijarse en cualquier madriguera o de acabar charlando en algún portal.
Me gusta el frío cuando me abrigas. Me gusta cuando los termómetros se congelan y ahí estás tú, para curarnos juntos la hipotermia.
Oír la lluvia desde debajo de las sábanas y hacerte entrar en calor a besos.
Me gusta no tener donde ir pero ir a ningún sitio contigo, y compartir bolsillos con la excusa de que he olvidado los guantes.
Me hace gracia hacerte esperar y encontrarte con la carita roja y los labios morados (y mordértelos para arreglarlos).
Y cómo no, me gusta el frío para poner la calefacción al máximo, obligándote a desnudarte y para perderme en tu calor.
Resumiendo, me gusta el invierno contigo y me gustas tú sin nada.

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